Su
principal aporte son las vitaminas y minerales, y la
fibra. No tienen apenas proteínas ni lípidos
pero sí cierta cantidad de hidratos de carbono.
Vitaminas.
Son la principal fuente de vitamina A y C. La vitamina C va ligada
al color amarillo o rojo, y la vitamina C al verde de las hojas.
Así,
las verduras más ricas en vitamina A son el tomate, las
zanahorias, los pimientos rojos, las espinacas, la lechuga y las
acelgas.
Las verduras
más ricas en vitamina C son los pimientos, el perejil,
las espinacas, la coliflor, las acelgas, los calabacines, el repollo,
la lechuga y el tomate.
La vitamina
B9 o ácido fólico se encuentra fundamentalmente
en las hojas de los vegetales. El zumo de limón o el vinagre
añadido a las verduras proteje sus vitaminas. Sin embargo,
el bicarbonato favorece la destrucción de las vitaminas.
Minerales.
Las verduras son ricas en magnesio gracias a la clorofila que
poseen. La mayoría contienen mucho potasio, bastante calcio
y poco sodio (excepto el apio).
Algunas como
el tomate, las espinacas y las acelgas son ricas en hierro. Pero
a diferencia de las carnes, este hierro se encuentra en una forma
que es difícil de absorber por el organismo. Las espinacas
además tienen acido oxálico que dificulta la absorción
del hierro y la del calcio.
Fibra. Las
verduras son ricas en fibra, lo cual las hace ser excelentes reguladoras
del tránsito intestinal y evitar el estreñimiento,
así como prevenir el cáncer de colon. La cocción
mejora la digestibilidad de las verduras porque hace las fibras
más tiernas.
Agua. El 90-96%
de las verduras es agua, por ello las calorías que proporcionan
son muy pocas.
Con el nombre de hortalizas o verduras se designa a las plantas herbáceas que tienen partes comestibles. Son alimentos ricos en sales minerales asimilables, vitaminas y celulosa.
Con el nombre de hortalizas o verduras se designa a las plantas herbáceas que tienen partes comestibles. Son alimentos ricos en sales minerales asimilables, vitaminas y celulosa.